domingo, 18 de abril de 2010

EL EFECTO GELATINA


Por alguna razón, esta semana fue un contínuo recorrer de historias y de rostros presentándose ante mí. Algunas planeadas, otras fortuitas. Quizás cansada, otras estresada, pero alguien que se decide a depositar sus experiencias en los oídos de un amigo, sin duda, bien vale toda nuestra atención. En ocasiones un amigo puede ser más efectivo que 6 meses de terapia... ni hablar del ahorro económico.

¿El común denominador? El amor. Ese sentimiento sujeto a diferentes interpretaciones y tan complejo de llevar a la práctica. Nos volvemos expertos en teorías, niveles y clasificaciones, pero nadie nos escapamos de los efectos secundarios que produce... o debería decir.. ¿daños colaterales?

En un plan catártico y al límite de la inspiración producida por medio vaso de café, dos amigas son suficientes para rescatar a una tercera en apuros.... “el amor garantiza una dosis de sufrimiento”. -dijo una de ellas- (silencio de las tres... había que digerirla) "Es el arma de doble filo que se convierte en un puente casi seguro que comunica la ilusión inicial a las primeras lágrimas" comentó la segunda pseudo-terapeuta...... Mientras certifico que aún me quedaba suficiente elixir dentro del vaso me perdí pensando.... "¿Será por eso que muchas personas lo evitan a toda costa? ¿El tema preferido de las canciones, será un sello exclusivo de las mujeres? ¿A los hombres , les cuesta trabajo admitirlo?¿Huyen por que lo consideran el paso seguro al compromiso?"

Estas y otras preguntas pueden tener muchas respuestas. El caso es que para amar, a todos se nos lanza sin haber pasado por una escuela. Una escuela que te enseñe a trabajar la inseguridad, los miedos, la autoestima o las rupturas en cada relación que termina. Un lugar donde se enseñen los límites que no debemos traspasar y que, los compromisos que lleguen a surgir derivado de él, no deben convertirse en una cárcel donde abunden los “tengo que” sino los “quiero” o “me nace hacerlo”.

Ahora bien, ¿Cuántos de nosotros no hemos pasado por el efecto gelatina?... No.. por supuesto que no me he vuelto loca, ni entraremos en una sección de cocina. Este proceso consiste en que, cuando iniciamos una relación, pareciera que de ambas partes todo fuera un ganar-ganar, aún conservamos el control porque no hemos entregado por completo el corazón. Cuando comienzas a enamorarte, a sentir que nadie puede sustituir la compañía de esa persona, a revisar contínuamente tu celular en la espera de su llamada, cuando tus actividades diarias giran en torno a las de él o ella.. ojo, creo que ya pasaste la estafeta de poder.

Es en este momento que el molde está listo para recibirte. Te vas vaciando hasta llenar cada rincón de sus deseos, exigencias y hasta caprichos. Pasa un tiempo prudente y sin darte cuenta, has cuajado en una forma muy diferente a la que tú eras. ¡Ah!, pero eso no es todo y viene lo más complicado. Como ya perdiste tu forma original... esa esencia con la cual volviste loca a tu inquilino número uno en el "penthouse" de tu corazón y mente, él comienza a empacar sus cosas e irse.. a perder interés en ti. Entonces, surge el déficit de llamadas, mensajes, encuentros, etc. y la demanda de cariño por parte de nosotras comienza a destruir la relación.¿Por qué parece que las mujeres llevamos más la de perder en ese sentido?, ¿Será que por estar dispuestas a todo, nos olvidamos hasta de nuestro nombre?

Las mujeres somos las primeras que tocamos el tema del matrimonio. En el alma de cada una, coexiste una "Susanita" con el vestido de novia en la cajuela del carro. Deseamos vivir el guión que escribimos desde niñas soñando despiertas. Nos enamoramos de la expectativa del amor, más no del sujeto de carne y hueso. Nos cuesta asimilar que simplemente, ese alguien no tiene los mismos planes que nosotras, es más, en su tren llamado "futuro" no hemos sido invitados como pasajeros. Y esto, no quiere decir que alguien de los dos esté mal, pero el amor no te obliga a lacerarte en la santa voluntad del otro.

Lo más importante, es ser fieles a nosotros mismos. Saber que el más responsable de su persona es quien lleva cargando su propia alma, sus sentimientos.. el propietario de sus pensamientos y el dueño de sus remordimientos. El más indicado para defender su existencia, su paz y su bienestar, incluso, de los seres más amados eres tú. De nada sirve vaciarse por completo y tener la forma de otro sin ningun resultado más que sentirse seco. Nadie te va a poner un monumento, ni serás recordado por la eternidad bajo esa actitud. Recuerda que para saber lo que quieres en tu vida (personas incluídas) tienes que reconocer primero: Lo que NO quieres en tu vida.


Lorena Rodsan.



No hay comentarios:

Publicar un comentario