domingo, 21 de marzo de 2010

¿QUIÉN TE PRODUCE?

Después de la versatilidad del clima durante toda la samana, llegó el momento de leernos de nuevo. A mí me toca acompañarlos en unos minutos de su día, pero ustedes caminan en mi mente toda la semana. Entre la lógica y lo absurdo, entre la histeria y el cansancio, entre la paz y la rutina... En ese lapso de tiempo casi inadvertido en el que mis neuronas comienzan a carburar gracias a la cafeína y van pasando escenas de vida que produzco y reproduzco cada día para ustedes, mis apreciados lectores.

Muchos de nosotros podríamos referirnos a un buen número de personas que teniendo todo el talento para protagonizar su vida, prefieren los papeles secundarios, o bien, optan por no salir a cuadro. Al fín de cuentas, el anonimato es un tema que no nos desagrada del todo.

Puede resultar, hasta cierto punto divertido, cuando dentro de nuestra naturaleza “observadora” –por no decir “inquisidora”- comenzamos a asociar este estado pasivo del hombre a caras conocidas. Lo interesante del proceso de reivindicación interior es cuando ese rostro lo dejamos de buscar en el exterior y lo encontramos en el espejo de la recámara. ¡Oh! Sorpresa...

Pareciera que cultural o dogmáticamente las mujeres asumimos fielmente el fragmento de “sumisa por condición más independiente por opinión” que la Dalessio interpretara con cierto fervor feminista, pero en la realidad, operamos dentro del margen: “me tocó obedecer, aunque mis ideas vayan en otra dirección”.

Madres que dejan su vida en el servicio a los demás y que van postergando su voluntad y sus sueños. Una vida que pasa frente a sus ojos en la figura de otras personas, pero que no se atreven a pedirlo para sí mismas. Personas que dejan de ser en esencia, para convertirse en un modelo convencional, en un ser inanimado que si un día se atreve a explotar, exigir lo que le corresponde o poner un alto, lo tachan de neurótico, subversivo, intolerante y egoísta.

A nuestra vida, entran actores que voluntaria o involuntariamente van ganando terreno hasta convertirse en personajes principales. Ellos, asumen el protagonismo de su propia vida, pero empiezan a disfrutar el rol de productores que nosotros quisimos otorgarles en la nuestra.

- Mientras les escribo, una figura aún más pequeña que yo, llega a poner el ejemplo e insiste en que ya es la hora de irnos de casa de los abuelos... ¿Hubo algún indicio en ese rostro dominante y angelical que ocultara su imposición para dejar ver un “ “puedes”... “será posible”... “terminaste tus ocupaciones”... o simplemente.. “se te dá la gana hacerlo”? ¡Noooo! ¿Acaso las madres tendremos una etiqueta en la frente con la leyenda “Tus deseos son órdenes”?-

Pero, retomando el perfil del productor de vidas ajenas, tenemos por un lado a parejas que creen que el matrimonio es una adquisición de producto, olvidando que es un compromiso de amor, hombres que no permiten a sus esposas crecer profesionalmente y mujeres certificadas por el FBI para controlar cada movimiento del marido. Padres que invierten en la educación de sus hijos como si se tratara de un AFORE. Jefes que abusan de la necesidad del trabajador para disponer de sus horarios, días de pago y su vida personal.

¿Quién te produce?, ¿Quién te organiza?. Haz una lista de cuántas cosas realizas en tu día por convicción y cuántas por obligación. Ahí encontrarás la respuesta del equilibrio a buscar. Si te sorprendes a ti mismo con depresión, problemas para conciliar el sueño, falta de motivación o malhumorado, muy probablemente todo tu ser te pide a gritos hacer un alto y comenzar a ser tú mismo. Quien bien te quiera y te valore, lo disfrutará contigo.

¡Nos leemos en la siguiente contraseña!

domingo, 14 de marzo de 2010

LA PRIMERA CONTRASEÑA



Mis estimados lectores, les doy la bienvenida a este proyecto que estamos comenzando más allá de los límites espaciales y territoriales. Un sueño que nace de esa necesidad – en ocasiones, demandante- de plasmar todas aquellas ideas que surcan diariamente mi cerebro y que puedan marcar la vida de alguien, además de la mía. Contraseña es una palabra muy utilizada hoy en día para acceder a lo que deseamos conservar de forma personal. Pretende convertirse en la clave para dirigir nuestras acciones en medio de tanto ruido mental, emocional y físico.

Conforme van corriendo las páginas del calendario y sorpresivamente atravesamos la mitad de marzo, observamos entre la gente rostros distintos y un ánimo que sólo la sutil calidez de nuestro sol va despertando... primavera, al fin. El resguardo al que nos obligaba este largo invierno que parecía no terminar, se reflejaba en nuestro trabajo, movimientos lentos y hasta en la forma de administrar nuestro dinero; la “cuesta de enero”, nos hizo caminar con pasos bien calculados y un tanto temerosos.

Al menos, con este cambio estacional, dejaremos esa imagen de percheros ambulantes y pondremos al descubierto un poco más de piel. Evitaremos cargar prendas innecesarias por los famosos “por si..” , “por si llueve”, “por si hace frío”, etc.

Ayer, saliendo de mi casa –su casa- , instintivamente busqué ese pedacito de suelo iluminado por el sol. Encontré un abrazo cálido que evocó un ¡buenos días! universal. Amor, seguridad, presencia divina. Similar a la protección en el vientre materno que nos hace sentir consciente o inconscientemente en paz. Entré en mi auto, con dirección conocida y manejé con mi piloto automático. Por supuesto, después de una pesada semana, tenía el firme propósito de pensar en cualquier cosa que no fuera trabajo, pero me sorprendí a mí misma asociando este tránsito invierno-primavera con la vida misma. Mi mente comenzó a volar..

“A lo largo de esta experiencia llamada vida, ubicamos varios inviernos emocionales, caracterizados por un deseo de abrigo, a veces focalizado en espejismos. Ensimismados y encerrados en un paisaje gris, hibernamos en nuestra toma de decisiones y nos abandonamos en la zona de confort. Hay poca búsqueda de alternativas que impliquen movimientos bruscos e inciertos. El frío por sí no existiría, pero nuestra forma de ver las cosas y de actuar puede congelar todo a nuestro alrededor. Pensamientos derrotistas y negativos son el alimento preferido de este monstruo que llevamos dentro y que por un tiempo se convierte en nuestro compañero de viaje. Buscamos a toda costa un calor que ni siquiera tiene rostro y nombre conocido”..

Sin duda, este clima en pleno marzo estaba sentándome de maravilla. Estacioné mi auto para cargar gasolina y contrario a otras veces, no me importó en lo absoluto que la gasolinera estuviera llena. Dalay... de todos modos, mi mente seguía en otro lugar..

“Afortunadamente, llega un momento en que nos damos cuenta de que es imposible seguir cargando las pesadas prendas invernales. Llámalas pasado, recuerdos, resentimientos, personas, lugares, esquemas, ideologías, chantajes.... y empezamos a liberarnos de todo eso que en un momento de la vida nos parecía funcional, para dar paso a una nueva versión de nosotros mismos. Esto pasa, porque simplemente el cuerpo y el corazón se cansan, otras veces, porque inevitablemente el tiempo – mi píldora favorita – hace su aparición depurando todo a su paso. O bien, porque cuando menos lo esperamos llega un ventarrón, típico de estos meses, que nos sacude y nos obliga a tomar las riendas de nuestra vida”

Ya pasaban de las dos de la tarde cuando entré al restaurante donde me esperaban a comer. Curiosamente, todo ha ido fluyendo solo desde entonces. Encontré gente que hace mucho no veía, incluyéndome entre ellas... He respirado una paz que ya extrañaba..

Ojalá que esta próxima estación venga a estimular tu propia primavera, cargada de un deseo de renovación física, espiritual y mental. No necesitamos hacer un ritual con atuendo blanco en Teotihuacán, sino ubicar nuestra esencia y comprometernos con ese hombre o con esa mujer que somos y darle su lugar. Suena sencillo pero lleva su proceso de constancia. Busca tu espacio, haz lo que te gusta, conéctate con la naturaleza, mueve tu cuerpo, toma decisiones, expresa lo que te molesta, reconoce tus límites e intenta aprender cada día algo nuevo. Ya no te dejes engañar por esos “falsos abrigos”, simplemente....ya no los necesitas, porque tú produces tu propio calor.

En la primavera no puede haber estancamiento, sino crecimiento. Estira las ideas entumidas de paradigmas y terquedad, atrévete a pensar diferente y sólo así estarás receptivo a dejar entrar cosas nuevas a tu vida. Nada hay más triste que convertirse en una bodega de cachibaches inservibles. Poda, restaura y ... Feliz metamorfósis!

Nos leemos la próxima semana..

La Rodsan.